miércoles, 23 de noviembre de 2016

Ruta cívico-militar Cañamero-Guadalupe.

           Como ya es tradicional, en los días previos al día de la Unidad, el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, el Aula Militar de Cultura CEFOT 1 (Centro de Formación de Tropa n° 1), organiza diversas actividades: conferencias, un concierto de música militar, una exposición en el Palacio de las Cigüeñas, una carrera contra la droga, una competición de fútbol 7 y una marcha cívico-militar con el fin de conocer las tierras, los pueblos, las gentes y el patrimonio cultural de Extremadura.

        Este año, esta actividad se ha llevado a cabo por tierras de Guadalupe, el jueves 17 de noviembre, la cual ha consistido en traslado en autobús hasta el pueblo de Cañamero, una marcha de unos 13 km hasta Guadalupe, visita al Monasterio y una comida de hermandad. Por eso, se invita a participar al personal de la Subdelegación de Defensa de Cáceres, a la Asociación de Veteranos de las FAS y a la Guardia Civil, a socios de la Asociación de Amigos del CIR, a socios de la Asociación Torres de Cáceres, así como a las Juntas Directivas del Banco de Alimentos, de la Asociación de Donantes de Sangre y de las distintas Cofradías de Cáceres, teniendo en cuenta que todos los gastos, tanto de transporte como de comida, serán costeados por el Aula Militar de Cultura CEFOT 1.

       En nuestro caso particular, Toñi Redondo, Juan Ruiz, Maribel García, Ana, Julio Salor, Juan Redondo, Jose María Isado, y un servidor, Jose Luis,  hemos sido invitados por el Comandante D. Jose Antonio Santamaría, a participar en esta actividad que tanto nos gusta: el senderismo.

         RECORRIDO: Ruta de Isabel la Católica (Nº reg. PR-CC 242) desde la localidad de Cañamero, pasando por el Pantano del Cancho del Fresno, la Cruz de Andrada, el Melonar de los Frailes, el Castaño del Abuelo y la Ermita de Santa Catalina, hasta la localidad de Guadalupe.

           Llegamos a Cañamero sobre las 9:00 de la mañana del jueves 17 de noviembre, con una temperatura de unos 11ºC, con un cielo y un ambiente general desprovisto de toda clase de impurezas y presididos por un sol radiante en el Este y por el oeste una superluna que se resiste a perderse el espectáculo del que vamos a ser partícipes.



            Cruzamos la localidad de Cañamero dirección hacia la piscina, cruzamos el río Ruecas cuyas aguas se represan más arriba en el pantano del Cancho del fresno. Este primer tramo de poco más de 2 km lo hacemos en autobús, justo hasta el muro del pantano, donde cargamos nuestras mochilas a la espalda y escuchamos las indicaciones del mando militar, Coronel Jefe del CEFOT D. Jose María Iglesias.


               Iniciada la marcha desde el muro del pantano, llaneamos por una pista bien cobijada por pinos a un lado y por la orilla al otro, con las crestas de las Villuercas reflejándose en el agua con imágenes de postal.








            Superamos el primer tramo con bastante comodidad y con paso firme hasta la cola del pantano donde hacemos una primera parada para recuento de personal y para despojarnos de las prendas de abrigo que ya nos van sobrando. Justo en este sitio tenemos el desvío, bien señalizado, que nos indica la dirección en continuo ascenso por una sinuosa senda hasta otro punto de la ruta, una sencilla cruz de piedra; se trata de la cruz de Andrada, que recuerda el asesinato de un caminante que tuvo lugar en este apartado paraje por parte de unos ladrones de caminos ocurrido el 8 de febrero de 1844. Grabado en una placa de hierro queda el suceso que termina con esta súplica: "¡Ruega por mi al pasar por mi camino y que otra sea tu suerte, peregrino!".
 

















            Tras sortear un arroyo, que baja entre peñas de las cumbres, la ruta nos ofrece su más escarpado sendero al llevarnos a través de un tupido jaral hasta el accidentado paso del Melonar de los Frailes, del cual cuentan las leyendas populares que a los niños de esta comarca cacereña se les decía que el Melonar de los Frailes tenía por finalidad atender a los peregrinos que, fatigados, iban de camino hacia Guadalupe. Al llegar a este punto, unos frailes les ofrecían centenares de melones, verdes y jugosos, que contribuían a saciar su hambre y su sed para reponer fuerzas con las que llegar a su destino. Podían comerse todos los que quisieran a condición de no darse por vencidos y llegar a su destino a postrarse ante la Virgen. Se trata en realidad de un canchal o pedregal que se precipita por la vaguada de la Sierra del Águila, el tramo más abrupto y peligroso de la ruta. 







            Superado el trance del Melonar, llegamos a una pista forestal que discurre por un tupido pinar desde donde alcanzamos el Collado de la Era del Pico Agudo, que en el siglo XV de llamaba Mojón de Valtravieso, donde nos detendremos a admirar uno de los árboles más singulares de Extremadura: un longevo castaño conocido como Castaño del Abuelo, del que ya hablaban las crónicas del año 1353 y que a duras penas se mantiene en pie por el peso de los años y por algún desaprensivo que incendió el interior de su tronco. Tiene un perímetro de tronco, a la altura del pecho, de 12 metros y medio. Más de uno aprovechó para surtirse de su preciado fruto en esta época del año.














            A partir de aquí el camino desciende entre robles, fresnos y alisos hacia la ermita de Santa Catalina, desde donde vamos divisando Guadalupe y su Real Monasterio destacando entre el conjunto de casas.





           Desde la Ermita de Santa Catalina podemos disfrutar de una de las panorámicas más espectaculares de la ruta.



            Continuamos el descenso, con Guadalupe y su Real Monasterio cada vez más al alcance de nuestra mano, donde nos espera la Patrona de Extremadura para darnos la bienvenida. Cruzamos el río Guadalupejo y nos adentramos en el pueblo pasando por la fuente del Piojo, la calle del Tinte y la plaza de la Fuente de los Tres Chorros.



            En la Plaza de Santa María nuestros asombrados ojos se topan de golpe con la impresionante fachada gótica del Real Monasterio. 

           Formación del personal militar para dar novedades de la marcha, entramos en el Monasterio, saludamos a la Morenita agradeciéndole que todo se haya desarrollado sin sobresaltos y que nos de salud y fortaleza para volver muchas más veces a contemplar su belleza.






            Acto seguido, todo el personal se desperdiga como si hubiesen dado la orden de fuego a discreción, por los distintos bares de la plaza en busca de algún refrigerio y de alguna tapita típica como lo es la de morcilla. 



            Momento de la ofrenda floral a la Virgen de Guadalupe.




           Gracias al Capitán Abad y a su señora por compartir con nosotros parte de su tiempo, de su confianza y de su vida.




           Hora de disfrutar del excelente rancho militar que nos han preparado. Desde aquí dar la enhorabuena a todas esas personas por el excelente trabajo realizado para que todo saliera a la perfección.











           La comida consistió en: una sopa de fideo, un cocido que para mi gusto estaba buenísimo, pan, natillas, fruta, agua, refrescos, vino, entremeses y bollería.














           Momento en que el Sr. Coronel Jefe del CEFOT D. Jose María Iglesias, dirige unas palabras al Alcalde de Guadalupe D. Felipe Sánchez Barba por su excelente acogida y por los medios ofrecidos.




            Toca el turno del Sr. Alcalde dedicar unas palabras de ofrecimiento y bienvenida a los componentes de la marcha cívico-militar, haciendo entrega al Sr. Coronel Jefe del CEFOT, un libro de la historia de Guadalupe.




           Toñi Redondo, en presencia del Sr. Alcalde de Guadalupe y en nombre de todos los componentes de Ibahernando, da las gracias al Sr. Coronel Jefe del CEFOT D. Jose María Iglesias, por la invitación a la marcha cívico-militar, haciendo extensible dicho agradecimiento para todo el personal militar por su acogida, dedicación y organización.





           GRACIAS A TODOS POR EL TRATO RECIBIDO. ¡¡¡ROMPAN FILAS!!!, pero esperamos que nuestros caminos se vuelvan a juntar.


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